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Y si el cielo lloraba a mares no importaba, estaba allí por ti; y tú lo estabas por mí.
-toma mi mano -súplicando con los ojos te pedí
y te acercaste a mi cuerpo en silencio, como si el tiempo no pasara, como si la luna no brillara, como si el cielo no llorara...






te acercaste lentamente, hasta que las distancias fueran ceros absolutos y las fronteras lineas difusas entre los dos.
mi mano, la tuya, el cielo, la lluvia. Eramos uno. un sólo ser, una sola existencia.
La armonía de la vida está compuesta de los dos en conjugación. -pensé-






yo no decía nada; tú tampoco. pero el alma hablaba a suspiros y no
se podía evitar el cosquilleo de los cristales diluidos como miles piecesitos dictando una canción,
yo estaba tan quieta frente a ti, con la mirada pegada en tus ojos, con la vida que me saltaba en frenesí...

no lo pude evitar, traté lo juro , no lo logré... tan perfecto, te besé...
era un sueño, lo arruiné. Era un sueño. Desperté.